Cómo controlar nuestros pensamientos

 

Según demuestran muchos estudios el 95% de nuestros pensamientos son repetitivos y el 80% de ellos negativos.

 

Muchas personas no son conscientes de la importancia que tienen nuestros pensamientos y las cosas q nos decimos a nosotros mismos.

 

Los pensamientos tóxicos, en bucle y los mensajes negativos que nos damos a nosotros mismos, están detrás de muchas cuadros de ansiedad, depresión enfermedades autoinmunes y otros problemas de salud.

 

Al final tienes un ejercicio muy sencillo, con el que podrás conseguir cambios sorprendentes.

 

Cada pensamiento tiene una rección física y una respuesta emocional. No lo digo yo, lo dice la gran Marisa Peer, reconocida como una de las mejores hipnoterapeutas del mundo que ha ayudado por más de 30 años a muchas persona, multimillonarios y famosos a solucionar sus problemas y transformar sus vidas.

 

Donde enfocamos nuestros pensamientos, determina cómo nos sentimos, lo q hacemos, las decisiones que tomamos y, por tanto, nuestra vida. No lo digo yo, lo dice el extraordinario Tony Robbins, uno de los mayores expertos en crecimiento personal a nivel mundial, que ha cambiado las vidas de cientos de miles de personas en todo el mundo.

 

“Puedes perderlo todo, menos la libertad de elegir cómo respondes a una situación” lo escribió el Doctor Víctor Frankl tras sobrevivir varios años en un campo de exterminio nazi.

 

Igual estás diciendo “Yo no puedo dirigir mis pensamientos, cuanto más trato de no pensar en el elefante rosa, más pienso en ello”. Y ahí está el punto. No se trata de no pensar en algo. Se trata de elegir una mejor alternativa de pensamiento.

 

Como si del coche se tratara, no es dejar de decir y pensar “no vayas contra la farola, no vayas contra la farola…” se trata de girar el volante hacia donde quieres ir.

 

Pensar en lo que quieres y por qué lo quieres es la base para conseguirlo. Para dirigir tus pensamientos y con ello tu vida.

 

Einstein explicaba, que la posición del observador influye en el fenómeno que se observa y afecta a los resultados. Y es que no interpretamos igual lo que nos sucede si estamos en un estado negativo, de baja energía y desmotivados, que, si estamos pletóricos de energía, en posición de aprender y resolver, ¿cierto?. Y obviamente, si interpretamos lo que nos sucede de forma diferente, también actuaremos de forma diferente y los resultados serán distintos.

 

El lenguaje y la conversación que tenemos en nuestra mente es determinante de cómo nos sentimos y lo que hacemos.

 

El cortisol es junto a la adrenalina, las dos principales hormonas del estrés. Ambas preparan el cuerpo cuando nuestra mente detecta una amenaza.

 

Nuestro cuerpo está diseñado para gestionar picos de estrés y retornar enseguida al estado normal. Una vez pasada la situación estresante, el cuerpo tarda 2 minutos en desmontar las moléculas de adrenalina. En cuanto al cortisol, tarda una media de 20 minutos en desaparecer de nuestro organismo.

 

¿Qué sucede? Que nuestros pensamientos en especial los negativos que generan emociones intensas, provocan situaciones de estrés.

 

Nuestra mente no diferencia si la amenaza es real o es solo que nos estamos enfocando y pensando cosas del pasado o del futuro que nunca sucederán.

 

Por tanto, esos pensamientos desencadenan una situación de estrés que se mantiene mientras estemos centrados en esos pensamientos. Prolongando los efectos de estrés en nuestro cuerpo e incluso haciéndolos crónicos. Nuestro cuerpo no está preparado para esos niveles continuados de adrenalina y cortisol, que acaban produciendo problemas en la salud cómo fatiga crónica, envejecimiento, diabetes, problemas en el aparato digestivo, osteoporosis, retraso en la curación de heridas, obesidad, Alzheimer y otro tantos.

 

No se trata de no pensar en lo negativo, se trata de decidir en que nos queremos enfocar. Elegir muy bien qué nos decimos a nosotros mismos y cómo nos lo decimos. Y si, puedes hacerlo.

 

Coge papel y boli. Te propongo un ejercicio sencillo para empezar a controlar tus pensamientos. Te recomiendo que primero lo leas hasta el final y luego lo vuelvas a leer parando en cada parte del ejercicio para ir haciéndolo.

 

Coge una hoja y divídela en dos partes. Empieza a pensar en los pensamientos que tienes de forma recurrente y que te hacen entrar en un bucle negativo de ansiedad, estrés o desánimo.

 

Ahora, en el lado izquierdo de la hoja escribe las frases que te dices a ti mismo cuando empiezan estos pensamientos. Por ejemplo, a menudo me siento desanimada, sin ganas de hacer nada y como con ansiedad. Las frases que me digo en esos momentos son: “Estoy gorda”, “Nunca conseguiré adelgazar”,” Mi vida es un desastre”. Estas serían las 3 frases que apuntaría.

 

Ahora, en el lado derecho, escribe por cada frase negativa 3 frases positivas, empoderantes y en línea con lo que queremos, que serán las alternativas por las que iremos sustituyendo las anteriores. Por ejemplo, en lugar de “No voy a adelgazar nunca “escribo: “Voy a conseguir adelgazar” “Voy a mejorar mi vida de forma radical” “Voy a conseguir el cuerpo que deseo”. Así con cada una de las frases negativas que tengamos apuntadas.

 

Es importante usar un lenguaje que le de fuerza a esas frases positivas. Tenemos tendencia a las frases negativas que nos decimos, darles mucho énfasis. Decimos “tengo una pinta horrible” “Estoy hecha una auténtica mierda”. Esto hace que nos sintamos aún peor. Pues haz lo mismo con las alternativas positivas que estás escribiendo. Utiliza un lenguaje que les de fuerza.

 

Deja esta lista en algún lugar donde puedas verla varias veces al día.

 

Qué vamos a conseguir con este ejercicio:

  1. Vamos a empezar a estar alerta y ser conscientes de cuando nos hablamos de forma negativa y de las consecuencias
  2. Vamos a tener frases alternativas, que a medida que las utilicemos se volverán automáticas y remplazarán las negativas definitivamente.
  3. Conseguimos estar en un estado más positivo, con mejor energía, nos sentimos mejor y eso afecta a lo que hacemos y logramos.

 

Solo sabrás lo bien que funciona cuando lo practiques.

 

Sed felices.