¿Te das atracones de dulce o de hidratos, tratando de “comerte tus emociones”?. ¿Pierdes el control de ti mismo y acabas teniendo reacciones que te perjudican en lo personal, familiar o profesional? ¿Pierdes el control y empiezas a gritar, o a llorar incapaz de solucionar o enfrentar una situación?