¿Te boicotean tus emociones?

 

¿Te das atracones de dulce o de hidratos, tratando de “comerte tus emociones”?. ¿Pierdes el control de ti mismo y acabas teniendo reacciones que te perjudican en lo personal, familiar o profesional? ¿Pierdes el control y empiezas a gritar, o a llorar incapaz de solucionar o enfrentar una situación?

 

Algo en lo que parece haber cada vez mas consenso entre psicólogos, terapeutas y cada vez más psiquiatras es en que las emociones no deben ser reprimidas o anuladas.

 

Debemos aprender a gestionar y controlar esas emociones

 

La gestión de las emociones es un proceso paralelo al desarrollo y al aprendizaje. El bebé y los niños dependen de sus cuidadores para gestionar sus emociones. Un bebe alterado que es cogido en brazos por su madre, si ella está en calma, rápidamente el bebe se calmará, sus latidos y su respiración se sincronizarán. Por el contrario, si la madre está alterada el bebé cada vez se alterará más. Y los mismo para para los niños.

 

Según va madurando la corteza prefrontal la persona va adquiriendo mayor control sobre las emociones. Sin embargo, este proceso de maduración es muy variable de unas personas a  otras.  Incluso puede que por cuestiones heredadas o aprendidas ese desarrollo se estanque y la persona llegue a la adultez con un pobre control sobre sus emociones, de forma que,

 

cualquier situación que la persona consciente o inconscientemente interprete como amenaza, disparará una reacción emocional descontrolada disfuncional en lugar de una respuesta adecuada a la situación

 

Porque cómo insiste la extraordinaria Marisa Peer, no es lo que nos pasa, es la forma en la que lo interpretamos la que marca la diferencia. Y ahí

 

Por tanto, el control de las emociones es una habilidad fundamental que puede influir profundamente en nuestra vida diaria. Desde la capacidad de enfrentar desafíos personales hasta la manera en que interactuamos en el entorno laboral, nuestras emociones juegan un papel crucial en nuestro bienestar general.

 

La Importancia de la Conciencia Emocional

El primer paso para controlar nuestras emociones es desarrollar una conciencia emocional.

 

Esto implica prestar atención a lo que sentimos sin juzgarnos

 

Al reconocer nuestras emociones, podemos identificar cuándo estamos experimentando sentimientos intensos y tomar medidas para gestionarlos de manera efectiva.

 

Consecuencias de un Pobre Control Emocional

Un mal manejo de las emociones puede tener varias consecuencias negativas:

  1. Problemas en las Relaciones: La falta de control emocional puede provocar conflictos con amigos, familiares y colegas, dañando nuestras relaciones personales y profesionales.
  2. Estrés y Ansiedad: Las emociones descontroladas pueden aumentar los niveles de estrés y ansiedad, afectando nuestra salud mental y física.
  3. Rendimiento Laboral: Las emociones intensas pueden disminuir nuestra capacidad de concentración y productividad en el trabajo, lo que puede afectar nuestro desempeño y oportunidades de avance.

 

Importancia de No Ignorar o Suprimir las Emociones

Ignorar o reprimir las emociones no es una solución efectiva y puede tener consecuencias graves:

  1. Impacto en la Salud Mental: Reprimir emociones puede llevar a trastornos como la ansiedad y la depresión, ya que las emociones no expresadas tienden a acumularse y manifestarse de manera perjudicial.
  2. Problemas Físicos: Las emociones reprimidas pueden causar síntomas físicos, como dolores de cabeza, problemas digestivos y otras enfermedades psicosomáticas.
  3. Deterioro de la Autoestima: Negar nuestras emociones puede disminuir nuestra autoestima, ya que no nos permitimos experimentar y procesar nuestros sentimientos de manera saludable.

 

Te dejo un enlace que ayudará en los casos en los que el desborde emocional nos lleve a un ataque de ansiedad: 3 formas de bajar la ansiedad

 

Estrategias para Mejorar el Control Emocional

Existen varias técnicas para mejorar nuestra capacidad de manejar las emociones:

  1. Mindfulness y Meditación: Estas prácticas nos ayudan a centrarnos en el presente y a reducir la reactividad emocional.
  2. Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): La TCC puede ser eficaz para aprender a cambiar patrones de pensamiento negativos que exacerban las emociones negativas.
  3. Ejercicio Físico: La actividad física regular es una excelente forma de liberar tensión y mejorar el estado de ánimo.
  4. Hipnoterapia. Para llegar al verdadero origen del problema y cambiarlo.

 

Porque como insiste la extraordinaria Marisa Peer, no es lo que nos pasa, es la forma en la que lo interpretamos lo que nos pasa, la que marca la diferencia. Y ahí es donde la hipnosis se centra, en saber por qué tenemos ese deficiente control emocional. ¿Qué pasó para que no desarrolláramos la habilidad de responder a las situaciones de forma óptima y en su lugar saltemos sin control?. Y sobre todo hagamos los cambios para tener el control que necesitamos.

 

Las emociones son potentes herramientas con las que contamos. Pero la potencia sin control no sirve y puede ser peligrosa. Así que toma el control de tus emociones y tu vida. La hipnoterapia te permite hacerlo rápido, fácil y para siempre.

 

Sed felices