Caso real; Cómo la hipnoterapia ayuda en casos de enfermedades autoinmunes

 

En ocasiones hay gente que me pregunta con cierto grado de incredulidad ¿Cómo puede la hipnoterapia ayudar en enfermedades físicas como la artritis reumatoide, la psoriasis, la fatiga crónica, la sinusitis, colon irritable y otros?

 

Aunque en general todo el mundo acepta la evidencia de que nuestro estado emocional y psicológico, nuestro nivel de estrés, tienen efecto directo sobre los brotes de estas enfermedades, así como su mejoría y empeoramiento. Parece que la consecuencia evidente de que, tratando nuestros problemas emocionales y psicológicos, permitirá la mejora de los síntomas físicos, no es tan fácil de aceptar.

 

Y es que la lógica no sirve frente a las creencias y prejuicios personales. Así que en lugar de tratar de explicarlo voy a contar un caso real. Que ilustra de forma extraordinaria cómo tratando la cuestión emocional, mejoramos los síntomas físicos, que en muchos casos no son el problema en si, sino los efectos, el resultado de nuestra poderosa mente tratando de dar respuesta al verdadero problema y mantenernos a salvo que es su principal objetivo. He cambiado el nombre y otros datos para mantener su anonimato. Pero el relato es absolutamente fiel a la historia.

 

Maria acudió a mi para tratar un problema de artritis reumatoide, que según me explico, su médico había diagnosticado como muy avanzado para su edad. La enfermedad, estaba haciendo que esta mujer enérgica, muy trabajadora, que se ocupaba de su muy amplia familia, tuviera que pasar días en la cama o con actividad reducida debido al dolor y la inflamación.

 

Cuando traté con María el tema de la dieta y cómo influía en sus síntomas, me comentó que sabía que ciertos alimentos eran perjudiciales, que no le convenían y realmente ella no quería tomarlos. Pero su entorno que no la apoyaba en ese sentido, continuamente insistían en que comiera productos con harina, helados, dulces y ella no se sentía capaz de contrariarlos, no quería comer eso, pero se sentía incapaz de decirles que no. Y terminaba comiendo alimentos que al día siguiente aumentaban la inflamación y el dolor, empeorando su estado. Esto ya da una idea de que María tenía el hábito de poner por delante de sus necesidades a todos y todo. Era incapaz de decirles que “no” a los demás, aunque eso supusiera ir contra sí misma y sus necesidades.

 

Ya en la sesión de hipnosis, descubrimos que María tras sufrir abuso sexual en su adolescencia, no recibió la comprensión y el apoyo que hubiera necesitado. Interiorizó la creencia de que no hay que quejarse. Que en los momentos en los que se sentía mal debía “sonreír y seguir adelante sin quejarse, sin decir nada”.

 

Revisamos más escenas del pasado de María viendo que todas reforzaban esa creencia, ese hábito, que siempre que algo no le gustaba, se sentía mal, simplemente no decía nada, sonreía y seguía adelante con todo.

 

Cuando llegamos a la parte de RFPI una herramienta muy eficaz de RTT, María comprendió que la enfermedad era una respuesta de su mente para protegerla. Era el cuerpo de María diciendo “no” por ella, obligándola a parar, a hacer visible que no estaba bien. La mente de María había decidido que la mantendría a “salvo” de esta manera, ya que ella había perdido la capacidad de parar, de decir no, de ponerse a si misma y sus necesidades por delante, Ahora, la enfermedad lo hacía por ella.

 

Al terminar la sesión María era otra persona. Determinada a tomar el control, a empezar a cuidarse y a decir “no” cuando fuera necesario. Fue extraordinario ver como su expresión, su postura, incluso su forma de hablar se había transformado.

 

Pasaron las semanas y María siguió con la parte de la terapia que es la escucha diaria de su audio. Aunque cada semana María me contaba las transformaciones que estaba teniendo su vida, resumiré las más notorias. Todos los indicadores de la enfermedad habían bajado muy notablemente como atestiguaban las pruebas médicas que le hacían a María. Según me comentó su incrédulo médico pidió repetir las pruebas porque pensaba que los resultados no eran posibles. María le explicó a su familia lo que necesitaba dejar de comer y era firme cada vez que tenía que recordárselo. Adelgazó 20 kilos aliviando así de forma drástica la presión sobre las rodillas y tobillos, las zonas que normalmente se le inflamaban y dolían más. Su nivel de actividad física es ahora prácticamente normal y en general pone por delante sus necesidades antes que cualquier otra cosa.

 

Estoy realmente agradecida de haber formado parte de esta historia, de la transformación de María. En alguna ocasión me he preguntado que hubiera pasado si ella en vez de hacer el tratamiento de hipnoterapia, hubiera aceptado el diagnóstico de que el problema no tenía solución, que iría a peor y que solo medicamentos con terribles efectos secundarios podían aliviarle algo.

 

Sed felices