La rana y el agua caliente

 

Cómo evitar el peligro de ser demasiado resiliente

 

Muchas veces veo personas con problemas de salud, problemas económicos, problemas de pareja o de otro tipo, pero de los que parece que no se dan cuenta, como si los tuvieran asumidos, el caso es que no les ponen solución.

 

Aunque muchas veces la razón para no solucionar un problema es que existen ganancias secundarias, de las que hablaremos otro día, lo cierto es que estas personas me recuerdan a la rana y el agua caliente.

 

Resulta, que si metes una rana en una cazuela con agua caliente inmediatamente salta fuera. Pero si la metes en la cazuela con agua templada y vas subiendo la temperatura, la rama sin darse cuenta acaba muriendo cuando el agua se pone muy caliente.

 

Puede ser que al escuchar esto te haya venido a la cabeza de forma automática algún aspecto de tu vida, si es así, me alegro. Quiere decir que tu agua se está calentando y tu no te estabas dando cuenta. Ahora que si sabiéndolo, no saltas, tu mismo. Al final te explico un ejercicio para saltar de esa agua caliente.

 

Y es que el hecho de que muchas personas seamos tan resilientes, tiene su parte negativa. Y es que nos vamos adaptando a niveles cada vez mayores de dolor, insatisfacción, tristeza, angustia, estrés, ansiedad. Al irnos adaptando nunca llegamos a sentir la intensidad suficiente para hacernos saltar. Para solucionar el problema. Y seguimos, y seguimos hasta que llega un punto en el que es demasiado tarde para la solución.

 

Muchas veces estos problemas son detectados por nuestro cerebro como una amenaza y se desencadena en nuestro organismo una respuesta de estrés. Si no resolvemos el problema, la amenaza persiste para nuestro cerebro y también la respuesta de estrés en nuestro cuerpo. Cuando ese estrés que tenía que se algo puntual se vuelva constante en la vida de la persona, las consecuencias para su salud son muy graves.

 

El cortisol es la hormona más importante segregada por nuestro organismo en situaciones de estrés y actúa sobre todos los tejidos del cuerpo. Su efecto inmediato es la moderación de la reacción al estrés y lo hace reduciendo la actividad inmunitaria para mantenerla en unos límites seguros. Además de este efecto inhibidor de sistema inmunitario, el cortisol puede llegar a tener efecto ulcerante del aparato digestivo, efecto corrosivo en los huesos, efectos en la piel, entre otros. Seguro que a los que tengáis artritis reumatoide, enfermedad de Crohn y otras dolencias autoinmunes, os suena esto.

 

Si te has dado cuenta de que tienes un problema y que estás como la rana en la cazuela mientras el agua se calienta más y más sin saltar, te animo a que pienses que pasará dentro de unos meses, unos años. El agua acabará hirviendo en algún momento.

 

No esperes, salta, soluciona el problema.

 

Coge papel y boli que te explico un ejercicio para dar el salto antes de que sea tarde.

 

Te aconsejo escucharlo hasta el final para entenderlo y luego volver a verlo parando en cada parte del ejercicio para ir haciéndolo.

  1. Piensa en ti como esa rana que está en la cazuela resiliente mientras el agua se va calentando. Escribe.
    • ¿Cómo es esa rana?
    • ¿Qué cosas hace que no quiere o no debería hacer?
    • ¿Qué cosas no hace que le gustaría o debería hacer? ¿Qué le está pasando y qué se está perdiendo?
  2. Ahora piensa en ti como esa rana que salta.
    • ¿Cómo es esa rana que salta? ¿Por qué quiere saltar?
    • ¿Qué piensa? ¿Qué quiere? ¿Cómo se siente? ¿Qué decisiones toma?
    • ¿Qué tiene que hacer para salir o solucionar el problema?
    • Haz una lista con todo lo que se te ocurra que puedes hacer para mejorar y solucionar el problema
  3. Ahora de esa lista que has elaborado elige 3 cosas que quieres y debes hacer. Eses esa rana saltando. No hay vuelta atrás. Esas 3 acciones ya están en marcha. Así que planifícalas, ponles fechas y modo de llevarlas a cabo. Escribe con el máximo detalle qué vas a hacer cada día, cada semana, cada mes. Pon fechas concretas. Y deja ese plan visible para que lo vayas revisando cada día. Y mejor, cuéntale el plan a alguien que sepas que te va a apoyar, para que te vaya ayudando a controlar los pasos que vas dando.

 

¿Qué vamos a conseguir con este ejercicio?

  1. Que dejes de ser esa rana resiliente que acama muriendo en el agua caliente. Ya no eres más así, ahora eres esa rana que está saltando. Te identificas plenamente con lo que has descrito de ella.
  2. Tienes un plan de acción detallado y lo cumples. Verás que a medida que pones estas 3 acciones en marcha, otras se verán también afectadas. Cada movimiento tiene una onda expansiva.

 

Así que ¡vamos!, no pierdas más tiempo, lo que más miedo da es seguir en la cazuela mientras el agua se sigue calentando. ¡Salta!

 

Sed felices.